Al pasar por la esquina que conforman las calles de Isabel La Católica y Regina, un exquisito aroma de café atrapa los sentidos. En ese rincón del Centro Histórico se ubica el Café Jekemir, que a lo largo del día concentra a parroquianos, extranjeros, comerciantes, estudiantes y artistas, entre otros.
Es común observar a comensales, solos o acompañados, disfrutar de verdad el café. El secreto de su calidad, según cuenta Don Fred Guraieb, fundador del negocio, consiste en participar en todo el proceso de la elaboración del café, desde tostar el grano, hasta que se sirve en la taza.
Y es que la familia Guraieb viene de una tradición cafetalera, pues sus ascendientes se dedicaban al cultivo de café en una finca ubicada en Coatepec, en Veracruz, donde el padre de Don Fredy (como lo conocen sus clientes) desarrolló su conocimiento del grano, para después industrializarlo y comercializarlo.
Don Fredy no se conformó con un expendio y fundó una cafetería. El negocio originalmente surgió en 1934, con el nombre de Emir, pero posteriormente se ramificó, dando paso a la marca Jekemir, que lleva alrededor de 18 años consolidándose en el mercado, con café cien por ciento mexicano, traído desde Oaxaca, Chiapas y Veracruz.
Además del conocimiento del café y la calidad de éste, Don Fredy atribuye el éxito de su negocio a sus clientes, con quienes ha logrado hacer una comunidad. “Los clientes son amigos; la mayor parte, conocidos. Hay una amistad”.
Cuenta que a la calle de Regina llegan muchos turistas a tomar café, y cuando regresan a México después de años, vuelven a buscar al Jekemir. “Tenemos clientes que han venido durante 10 años, vienen frecuentemente a México, y eso da mucho gusto, que nos visiten aquí, de eso se trata. El perfil es general, hay de todo. Hay gente que viene todos los días, en la mañana”.
Actualmente, la marca Jekemir se ha expandido por varios puntos de la Ciudad de México, pero Don Fredy le tiene un aprecio particular a su negocio del Centro Histórico, pues él es nativo de aquí. “Todos mis hijos se han inclinado por el negocio y están en eso. A mí me encanta el Centro, porque yo nací aquí, en San Jerónimo, entonces toda mi vida ha sido en el Centro Histórico y a mí en lo personal me encanta”.
Finaliza anotando que en México no se tomaba café hace tiempo, pero ahora se puede decir que la gente conoce más de café, “ya es gourmet, la gente ya sabe distinguir, entre una calidad de café y otra, esa es la ventaja. La gente toma café por gusto y hábito, nos hacemos un hábito, como otra bebida. Para mí es un buen hábito”.