“Sé muy bien que me hallo en la cama y que duermo, pero también sé que alguien se acerca a mí, me mira, me toca, sube a mi cama, se arrodilla sobre mí pecho, me agarra el cuello con sus manos y aprieta, aprieta . . . con todas sus fuerzas, trata de estrangularme. Yo lucho abrumado por la horrible impotencia que nos paraliza cuando soñamos, quiero gritar y no puedo, me empeño en cambiar de postura para liberarme de ese ser que me aplasta y me ahoga y . . . no puedo. ¡No puedo! De pronto me despierto enloquecido, sudoroso. Enciendo una vela. Estoy solo. No hay nadie”.
Fragmento del libro «El Horla», del escritor francés Guy de Maupassant, el cual ejemplifica de manera magistral un episodio de lo que se conoce como la parálisis del sueño.
Dicha experiencia está registrada en los anales de la historia del hombre y de la literatura universal, nos ha acompañado desde siempre. La tradición popular le ha dado distintos nombres en diferentes partes del mundo en Gran Bretaña y Estados Unidos se le conoce como Old Hag ( La vieja bruja o síndrome de la bruja nocturna), En Brasil se le llama La pisadeira ( El demonio que yace sobre el durmiente y oprime el pecho), en Alemania le han asignado el nombre de Hexendrüchen ( Brujas que pasan), en México y en el resto de Latinoamérica se le conoce como (La subida del muerto), experiencia aterradora en la que el durmiente experimenta la sensación de que una entidad maligna se sube a su cama y se posa sobre su pecho hasta casi asfixiarle. El individuo no puede moverse, está paralizado, quiere gritar, pero no puede, quiere moverse pero su cuerpo no le responde. Una angustia terrible se apodera de él y comienza a experimentar sudoración profusa o incluso taquicardias. Hasta que después de grandes esfuerzos logra despertarse, pero quedando exhausto y sin energías. Desde la época de los griegos antiguos ya existían relatos sobre este espeluznante episodio del dormir. El mismo Horacio, Herodoto y Galeno ya hablaban de este terrorífico fenómeno nocturno, mismo que la psiquiatría ha denominado como un tipo de parasomnia categoría en la que entran lo que se conoce como trastornos del sueño, los psiquiatras llaman a una de éstas Parálisis del sueño, tema que nos ocupa. Este aterrador sueño nocturno tiene lugar en la fase Rem (Rapid Eyes Movement) del dormir, es decir cuando hay un rápido movimiento de los ojos mientras dormimos. En esta fase en la que el individuo está a punto de entrar en sueño profundo o a punto de salir de éste tienen lugar lo que se conocen como experiencias hipnagógicas o hipnopómpicas entonces el cuerpo se paraliza y comienzan a presentarse alucinaciones auditivas, visuales, olfativas o táctiles. Lo curioso es que en la mayoría de los casos los durmientes describen una entidad maligna que no los deja moverse ni respirar. Testigos en todo el mundo aseguran que sólo insultando a la supuesta entidad o rezando ésta se retira dejándolos sin energía, con el cuerpo adolorido y en un estado de shock profundo.
Incluso los antiguos griegos como Horacio, Herodoto y Galeno hicieron referencia a este perturbador fenómeno nocturno en sus manuscritos. Ya para la Edad Media dichas experiencias dieron origen a una fauna imaginaria perniciosa y siniestra que pobló las mentes de los antiguos europeos, quienes nutrieron la podredumbre de su ignorancia con superchería y muerte.
Íncubos y Súcubos
En esa época del oscurantismo, la creencia en la hechicería y los pactos con el diablo dieron cabida en toda Europa a unos personajes sobrenaturales, “servidores de satán”, que se hicieron muy populares en los juicios de la Santa Inquisición y que dio pretexto a una de las persecuciones más atroces en la historia de la humanidad: La Cacería de Brujas. La tradición oral europea les llamó íncubos y súcubos, que según sus creencias, eran demonios copuladores quienes supuestamente hacían de las suyas en conventos y monasterios, haciendo caer en la tentación de la carne a cientos de religiosos quienes habían ofrendado sus vidas y celibato a Dios, pero en realidad los íncubos y súcubos resultaban ser chivos expiatorios que utilizaba la iglesia para ocultar las relaciones sexuales entre monjas y sacerdotes, pues eran actos y siguen siendo actos carnales ilícitos dentro de la Iglesia Católica.
Miles de mujeres en toda Europa fueron acusadas de brujería, fueron obligadas bajo tormento, a confesar haber tenido relaciones carnales con el maligno (Íncubos). Nada de esto se les pudo comprobar, pero era suficiente una acusación mal fundada para que el Santo Oficio, conocido como la Inquisición, las procesara, torturara y las quemara vivas en la hoguera. El Libro Malleus Malleficarum, mejor conocido como “El martillo de las brujas”, publicado en Alemania en 1486 por los padres dominicos Jacob Spregner y Heinrich Kramer es el documento que registró para la posteridad la histeria colectiva y el frenesí por la persecución de las supuestas amantes de Satán.
El Mago Merlín
En la Edad Media el íncubo representaba a una entidad demoniaca que poseía sexualmente el cuerpo de las mujeres y posteriormente se transformaba en un súcubo (Demonio femenino) para seducir a los varones. Fue el mismo Santo Tomás de Aquino quien impulsó esta creencia, alimentando el pensamiento mágico de la humanidad de aquellos años. De ese pensamiento mágico surgió un personaje de leyenda conocido como El Mago Merlín dotado de artes mágicas atribuidas a fuerzas sobrenaturales con las que había nacido como es la adivinación que no es otra cosa que la facultad de ver sucesos futuros. Se cuenta que el Mago Merlín fue una persona muy cercana al del Rey Arturo, sirviéndole como consejero y estratega de guerra en las batallas que éste emprendió
Según cuenta la leyenda, el Mago Merlín fue concebido por una monja y un íncubo, aunque también existen otras versiones que se refieren a este personaje como producto de la cópula entre un demonio y la hija célibe de un Rey Galés. Sin embargo, más allá de estas aberrantes especulaciones, la versión más apegada a la realidad es que Merlín fue el hijo bastardo de un rey de Britania.
En pocas palabras, los mitos, las leyendas y el folklor de diferentes culturas han alimentado, a lo largo de los siglos, el pensamiento mágico del hombre quien le ha dado al fenómeno de la parálisis del sueño una procedencia sobrenatural y que incluso ha sido plasmada en obras literarias y pinturas clásicas como la obra pictórica del pintor suizo Johann Heinrich Fussili: “La Pesadilla”.
Por otro lado, los esotéricos, entre los que se encuentran los chamanes, médiums, parapsicólogos y psíquicos, aseguran que la parálisis del sueño o subida del muerto es un estado del inconsciente que entra en contacto con entidades del bajo astral: espíritus de baja frecuencia vibratoria que se acercan a los durmientes para absorber su energía vital, es decir es un hecho real que nada tiene que ver con alucinaciones y las etiquetas que la psiquiatría y la neurología le ha dado a dicha experiencia.
El antropólogo Carlos Castaneda, autor de Las Enseñanzas de don Juan. Una realidad aparte, El Fuego Interno, El Arte de ensoñar y entre otros, hizo muchas referencias al mundo otro en el que existen todo tipo de manifestaciones energéticas o seres de otros planos de existencia.
¿Quiénes son más proclives la parálisis del sueño?
En resumen, la parálisis de sueño es considerada hoy en día por la ciencia médica psiquiátrica un trastorno que puede manifestarse tanto en personas física y emocionalmente sanas, como también en sujetos aquejados por el estrés o que poseen una personalidad neurótica. Hay individuos quienes la experimentan una sola vez en su vida, mientras que otros padecen este trastorno del sueño de manera frecuente. Quienes pueden experimentarla son niños de entre 3 y 8 años así como gente adulta. Algunas de las causas más comunes que influyen en su padecimiento son el cansancio extremo, al desorden de horarios para dormir, los cambios de horarios de individuos que viajan con cierta frecuencia y sucesos traumáticos experimentados.
Recomendaciones de los expertos
El sueño es una parte fundamental para mantener el equilibrio de la fisiología humana y de cualquier ser vivo, por ello cualquier alteración del sueño que se da en algunos individuos debe ser atendida con prontitud y ser tomada en serio, pues de lo contrario desencadenaría otro tipo de problemas de salud al organismo.
Los psiquiatras o especialistas en trastornos del sueño recomiendan a aquellos que padecen regularmente dicho episodio aterrador, cuyo intervalo de tiempo solo dura un par de minutos, tratar de mover una parte de su cuerpo, los dedos, las piernas y hacer un esfuerzo por abrir los ojos. Así mismo, es recomendable establecer horarios fijos para dormir así como cenar alimentos ligeros, pero sobre todo evitar dormir boca arriba, pues es esta postura la que hace del acto del dormir proclive a experimentar dicha parálisis.
Existen clínicas especializadas en tratar la parálisis del sueño así como otros trastornos del dormir y que dan alternativas para aquellos pacientes que la sufren, basta con dar click a google y ahí podrían encontrar varias opciones.
Bibliografía:
«La Parálisis del sueño», Jordy Steven
«Trastornos del sueño», Mc Graw Hill Medical.
«Íncubos y Súcubos, El diablo y el sexo», Dr. Frederik Koning.
«Terreros nocturnos», Revista «Conozca Más» Adriana Calzada León