Aluxes y chaneques, guardianes de naturaleza mexicana

Por Adriana Calzada León

México es, sin duda, un país mágico, místico y lleno de misterios y tradiciones ancestrales. Su cultura y su historia han trascendido nuestras fronteras causando asombro y admiración en el mundo entero. Sus zonas arqueológicas, joyas arquitectónicas de nuestro pasado, son hoy en día consideradas patrimonio de la humanidad.

Uno de los lugares más enigmáticos de México, cuyo sistema de creencias descansa en la existencia de seres mágicos encargados de resguardar la integridad de la naturaleza es el sureste de México que comprende los estados de Yucatán, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Campeche.

Su selva, sus cenotes y sus ruinas arqueológicas, de acuerdo con las creencias de los pobladores, son celosamente custodiadas por espíritus del aire, es decir espíritus de la naturaleza que desde tiempos inmemoriales se les dio el nombre de aluxes.

Alux, Aluxob significa en lengua maya: “geniecillo del bosque” o “enano milenario”. A estos espíritus de la naturaleza siempre se las ha considerado deidades menores de los mayas cuyos orígenes son muy antiguos incluso antes de la existencia del sol. También se cree que los aluxes son los espíritus de aquellos niños que perecieron durante la conquista   española y que no alcanzaron a ser bautizados ni evangelizados.

Testimonio de sus existencia en piedra.

Existe una asombrosa estela labrada en piedra perteneciente a la antigua cultura maya que se encuentra en la zona arqueológica de Yaxchilán, Chiapas, a orillas del Usumacinta, se conoce como La Casa de los aluxes.

Por lo que se puede apreciar en el friso de piedra los aluxes parecen ser enanos que portan indumentaria maya, como taparrabos y penacho, pero que curiosamente poseen una cola parecida a la de las ardillas. Dichos duendes mexicanos son muy semejantes a los trolls europeos, pues como se aprecia en la estela sus narices también son alargadas. Hay quienes creen que fueron los mismos aluxes quienes se representaron a sí mismos en dicha piedra para dejar constancia de su existencia.

¿Son los aluxes buenos o malos?

Al parecer los aluxes poseen una doble personalidad o dualidad, al menos así lo creen los descendientes de los antiguos mayas y población en general del sureste de México. Por un lado, tienen la misión de cuidar de la naturaleza y de los animales, cuidar las zonas arqueológicas de sus amplios territorios así como los cenotes que se encuentran debajo de la tierra, cosa que refleja el amor y respeto que ellos tienen por todo lo que tiene vida. Sin embargo, de acuerdo a los testimonios de quienes dicen haber sido objeto de la hostilidad y maldades por parte de los aluxes, estos manejan un doble comportamiento, es decir, según sea el caso, pueden ser muy protectores y benéficos, pero también agresivos y muy perniciosos. Se cree que los aluxes tienen la capacidad de percibir si algún intruso ingresa con malas intenciones a sus terrenos y eso responde a que estos espíritus de la naturaleza están en una frecuencia vibratoria distinta a la nuestra, es decir son muy perceptivos de la negatividad de algunos humanos y es entonces que actúan de manera negativa para preservar las áreas que protegen.

Comportamiento negativo

Hay muchos testimonios de personas que aseguran haber sido agredidos por los aluxes quienes suelen aventar piedras a los viajeros que osan pisar sus terrenos sin pedirles permiso mediante un ritual oficiado por un tepopova o chamán. También suelen ensuciar el agua y los alimentos de excursionistas y epeleólogos incautos provocando incluso enfermedades severas como aire en los ojos o infecciones estomacales e inclusive accidentes mortales rompiendo sogas arneses  o simplemente escondiendo las pertenencias de los intrusos.  Suelen tirar chozas provocando vientos violentos y perniciosos o derribar puentes.

Comportamiento benéfico.

Su lado amable los describe también como seres traviesos, vaciladores y juguetones, suelen esconder cosas, acostumbran cantar, silbar, reírse para luego esconderse de quienes los escucharon o se topan con ellos en el camino. Tienen la costumbre de mecer las hamacas de los durmientes y proteger las milpas de quienes les piden ayuda rindiéndoles pleitesía mediante rituales ancestrales.

 Rituales para los aluxes

Es una costumbre ancestral hacerle rituales a los aluxes ya sea para pedirles permiso para ingresar a los sitios que ellos custodian con celo y que les son sagrados y así evitar su ira. También se les pide proteger terrenos, milpas, puentes, edificios, casas, zonas arqueológicas y todo tipo de construcciones.

El ritual debe ser realizado por un sacerdote maya a los que se les llama Tepopova o Tatiches, son ellos quienes harán una serie de rezos y quien elaborarán un aluxe (muñeco de arcilla) entregándole una ofrenda a base de saká (una bebida sagrada compuesta por agua y maíz y miel) y que muy acostumbrada entre los antiguos mayas. La ofrenda también puede estar compuesta por cigarrillos, licor, agua bendita e incensarios.

Es importante subrayar que si la persona que pidió la protección del aluxe no cumple con lo pactado el aluxe se volverá en contra suya causándole mucho daño. En pocas palabras si los rituales se hacen correctamente el aluxe protegerá contra todo tipo de amenazas la milpa, ya sea asustando a los intrusos mediante silbidos o arrojando piedras. Dicha protección tiene una duración de 7 años. Posteriormente si el dueño de la milpa ya no necesita de la protección del aluxe sólo el tepopova, es decir, el sacerdote maya, es quien por medio de otro ritual devuelve el espíritu del aluxe al bosque no sin dar las gracias por su servicio.

Aspecto de los aluxes.

Quienes los han visto aseguran que son muy parecidos a los pobladores de la zona maya, su estatura es del tamaño de un infante y cara también de niño. Otros los describen con cuerpo de anciano y cara de niño o viceversa. Suelen ir ataviados como los campesinos, con ropa de manta, sombrero de paja y una escopeta, algunas veces se hacen acompañar de un perro.

Hay también quienes aseguran que no existen y que pueden ser sólo una proyección energética de la naturaleza o de una mente muy imaginativa.

Lo que es cierto es que la creencia en los aluxes es, sin duda, un legado ancestral y mágico de una de las culturas más antiguas y maravillosas de nuestro país

 

 

 

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