Óscar Wong ya es ‘enardecida luz’

El poeta chiapaneco Oscar Wong retratado afuera del Palacio de Bellas Artes en Ciudad de México. FOTO Fb Oscar Wong

Redacción Periscopio CDMX

El pasado 21 julio 2020, el poeta Óscar Wong se lamentó en un artículo publicado del  vacío y la vacuidad provocados por el Covid-19 que estaba enguyendo a los amigos, conocidos y figuras públicas.
La nómina, escribía, sigue anotando nombres, historias, circunstancias. Algo tan normal en el individuo -nacer, crecer, reproducirse y morir- se vuelve, de pronto, cotidiano.
“El sentimiento trágico de la vida”, de Unamuno, para muchos desconocido, retorna. Ante la muerte, que lo sorprendió a él esta madrugada dominical, únicamente queda el arte y la religión como recurso para sobrevivir.
“Comamos y bebamos, que mañana moriremos”, dice la cita bíblica y que ahora también se vuelve una constante.
Un torpe y absurdo diputado, en el colmo de la estupidez, se niega a utilizar cubrebocas y postula su “derecho a enfermarse” (refiriéndose al petista Gerardo Fernández Noroña), soslayando que -al hacerlo- pone en riesgo a la sociedad, al grupo humano donde se desenvuelve.
Se asegura que el mexicano se burla de la Muerte, incluso le canta y la transforma en rito y mito y la vuelve calaverita de azúcar y octosilábica cuarteta epigramática.
Pero la desaparición física de los amigos continúa doliendo.
“Algo le falta al mundo/ y tú te has puesto a empobrecerlo más”, dice Sabines lamentándose por la muerte de su padre, el Mayor Sabines, y que ahora hago mío por el vacío afectivo que nos provoca la pandemia y sus efectos devastadores.
Amigos de infancia y de juventud, camaradas de actividades laborales, prosiguen pasando lista de presente. Y uno, azorado, permanece sin el consuelo de abrazar o acompañar a los dolientes cercanos. Los ritos funerarios, por razones sanitarias, han quedado atrás. Y entonces, ante el riesgo de contagiarse y desaparecer, Jaime Sabines vuelve a recordarnos la crudeza existencial:
Si sobrevives,
si persistes, canta,
sueña, emborráchate.
Es el tiempo del frío, ama,
apresúrate. El viento de las horas
barre las calles, los caminos.
Los árboles esperan, tú no esperes,
este es el tiempo de vivir, el único”.
Oscar Wong FOTO Fb Oscar Wong

Wong, autor de “El cuento, caracol luminoso del lenguaje”, nació en Tonalá, Chiapas el 26 de agosto de 1948. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Fue colaborador en la sección de Arte y Show del Diario de Chiapas. Asimismo, de Alero, Árbol de Fuego, Arena, Arte Poético, Azor, Cauce, Cosmos, Diálogos, Diorama de la Cultura, El Gallo Ilustrado, El Heraldo Cultural, El Nacional, Espiral, Ovaciones, Poesía Hispánica, Poesía en Venezuela, Plural (nueva época), Revista Mexicana de Cultura, Sábado, y Siempre!.

En 1989 fue galardonado con el Premio Nacional de Cuento Rosario Castellanos por La edad de las mariposas y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde en 1988 por Enardecida luz. Fue distinguido con el Premio Chiapas en Artes 2015.

Generoso, de suaves maneras, discreto en todo momento, Wong fue llorado en redes sociales por sus pares poéticos, Dulce Chiang, Enzia Verducchi, Rocío Cerón, Evodio Escalante, entre otros.

Del libro Espejo a la deriva (Editorial Praxis, Ciudad de México, 1996), Reynaldo Santos Gomez retomó estos versos para honrar al vate, hijo predilecto de Tonalá:
Esta semilla reverbera en tu regazo.
Esta raíz se aferra a los espejos.
Espantada la muerte retrocede.
No más dolor.

Redacción Periscopio CDMX/EB

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