Redacción Periscopio Cancún
El presidente Donald Trump apenas puede disimular su ira por lo que denuncia como un robo.
Así inicia el reporte del corresponsal David Alandete del diario madrileño ABC. Según él, la última expresión con que se le vio en público al republicano, el martes de madrugada para proclamarse vencedor de las elecciones de Estados Unidos de forma prematura, era de estupefacción. Y por sus actos en las últimas horas no debe de haber perdido el gesto. Trump ha movilizado a toda una legión de abogados desplegados en los estados donde el recuento aún no ha llegado al cien por cien, con la estrategia de alargar el proceso al máximo para restarle credibilidad y consolidar la idea de que ha sido víctima de un fraude electoral en un desesperado intento por retener el poder y alcanzar un segundo mandato.
La noche de este jueves 5 de noviembre, desde la Casa Blanca, afirmó que está dando la gran batalla de su vida política, con la intención de llegar, si se tercia, hasta el Tribunal Supremo, de impugnación en impugnación.
«Si se cuentan únicamente los votos depositados legalmente, he ganado ya», proclamó en su primera aparición en público desde la noche electoral. Su aire era entre indignado y sufrido.
Trump, acompañado solo por Kayleigh McEnany, su fiel jefa de prensa, escudera hasta el final, leyó varias cifras y se declaró víctima del «corrupto régimen demócrata», una gran conspiración para robarle la presidencia con votos falsos aparecidos de la nada en grandes ciudades gobernadas por la izquierda, como Detroit, Filadelfia o Atlanta.
«Los demócratas sabían que no podían ganar las elecciones, de ahí este fraude y esta corrupción. Por eso mandaron decenas de millones de papeletas a votantes que no las solicitaron», dijo Trump, lamentando lo que considera corrupción rampante en estas elecciones. Afirmó que va a mantener las demandas para combatir contra los «regímenes corruptos demócratas» de las grandes ciudades de la costa este y el medio oeste de EE.UU.
Y así, en 15 minutos, Trump había cerrado la carpeta y había abandonado la sala de prensa, sin tomar preguntas, sin anunciar nada específico.
Trump ha movilizado a toda una legión de abogados desplegados en los estados donde el recuento aún no ha llegado al cien por cien, con la estrategia de alargar el proceso al máximo para restarle credibilidad a una posible victoria de Biden. Antes de comparecer, pasó la mañana llamando a sus más estrechos colaboradores para pedirles unamayor contundencia en sus palabras y sus acciones. Les dijo que él ya ha ganado, que así lo dijo en la noche electoral y que este agónico recuento de tan largos días es «un robo, un fraude», como dijo en su comparecencia.
Steve Bannon, el viejo consejero que tuvo un fugaz papel de estratega en la Casa Blanca, dijo en un correo electrónico a ABC:
«Trump ya ha ganado, y que nadie se lleve a engaño, va a haber un segundo mandato».
Redacción Periscopio Cancún/ST