Por: Elena González y René Reyes.
El mercado de La Merced es la encarnación del comercio tradicional en la Ciudad de México, representa el sostén de muchas familias. Es y ha sido un gran paliativo para la economía popular de los capitalinos. Además, ha dado la opor- tunidad de movilidad social a muchas generaciones. Con poco más de medio siglo de vida, la gran plaza enfrenta actualmente un grave deterioro y problemas de inseguridad, hacinamiento y salubridad, y el reto de renovarse.
Ubicado al oriente del Centro Histórico, La Merced fue el mercado mayorista más grande del Distrito Federal, hasta la construcción de la Central de Abastos, en 1980, pero sigue siendo el principal minorista. En “La Meche”, como lo han bautizado cariñosamente, se puede encontrar todo tipo de mercancía a precios muy bajos. Ahí se venden desde dulces, utensilios, legumbres, calzado y ropa, hasta chácharas y hierbas.
En poco más de un año, el mercado ha sufrido dos incendios: el 27 de febrero de 2013 y el 25 de enero de este año. El primero, ocurrido en la nave mayor, arrasó con una cuarta parte de sus instalaciones; el segundo, afectó a unos 400 puestos ubicados en la vialidad, en la parte norte, según el reporte de las autoridades.
A raíz del primer incendio, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) anunció un ambicioso programa de recuperación para La Merced, el cual está a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico y un consejo ciudadano. El proyecto ha desatado opiniones encontradas entre los comerciantes, quienes lo ven con bue- nas expectativas, pero también con incertidumbre y temor de ser desplazados. Periscopio realizó un sondeo entre algunos comerciantes de los diferentes mercados que integran La Merced para saber su opinión sobre dicho plan, y su visión del lugar.
Un negocio noble
Guillermina Farquín Santos, de 70 años de edad, tiene un pequeño local de telas y cortinas, que atiende desde hace 30 años. Cuenta que gracias a su ingreso como comerciante, tuvo la posibilidad de dar escuela a sus nueve hijos, muchos de ellos profesionistas y algunos con postgrados. Ahora tiene una situación más desahogada, pero sigue trabajando religiosamente en un horario de entre nueve de la mañana a las cinco de la tarde. “El mercado es muy noble y a nosotros nos interesa que se siga conservando, porque es parte de nosotros, parte de la vida de toda la gente que estamos trabajando aquí, ahora ya hay mucha gente joven, que tiene sus hijos chicos, que también van a la escuela”, comenta.
Además de su manutención y la de su familia, el sentido que tiene para Doña Guille su trabajo en La Merced es el apoyo que pueda brindar en la economía familiar de la gente humilde. “Siempre he vendido cortinas y telas. Yo compro desperdicio; por ejemplo, todo esto es sobrante de la fábrica de las cobijas y me la dan por kilo, y ya yo le hago a la gente. Porque aquí viene gente muy humilde, a buscar algo barato, estas cobijas las doy a 15 pesos, cada cobijita, porque conque van a envolver a esa criatura. Ahora, como yo ya pasé por ahí, trato de ayudar a los que menos tienen. Aquí se sostiene mucha gente, mucha gente mayor viene a comprarme cosas chiquitas, yo les entrego a esas gentes para que puedan revender, y puedan sacar para su comida”.
Sobre el programa de recuperación de La Merced, a la locataria, que obtiene entre 150 y200 pesos al día, le preocupa que el costo del proyecto se lo cobren a ellos, además del temor de ser desplazados. Recuerda que cuando se hizo el banquetón, donde se ubica su local, se les pidió una “cooperación” de mil 200 pesos por cada metro cuadrado. “Pagué cuatro mil 800, por esto que está aquí, el cuadro, nada más, de dos por dos”.
Finalmente, la amable marchanta manda un mensaje a las autoridades: “Estoy agradecida con la Merced y si alguien de los grandes políticos llega a leer esta revista, que no abandonen el mercado, porque mucha gente dependemos de eso. Ahora ya estoy vieja, pero aquí mismo me sostengo todavía, no dependo de nadie”.
Oficio de tradición
José Víctor Luna Ramírez, ha convivido con el oficio toda la vida; pues, al igual que él, su padre, y su abuelo fueron comerciantes; ahora sigue su hijo. Locatario del mercado de las Flores desde hace 30 años e integrante de la Mesa Directiva de ese espacio, está muy al pendiente de lo que suceda ahí.
“El proyecto de rescate de la Merced se ve muy bonito, muy ambicioso, nada más esperamos que sea como nos lo están platicando Sedeco, el Colegio de Arquitectos. El CUEC, de los universitarios, ojalá se lleve a cabo como nos lo están platicando”, opina.
Al igual que Doña Guille, este veterano comerciante destaca las bondades de La Merced. “En 30 años ha habido una superación de todos los comerciantes de la zona, que eran muy pequeños y a raíz del trabajo, el esfuerzo, los des- velos, se ha progresado mucho en la zona. La mejora económica se ha reflejado en que ahora tenemos hijos mejor educados, ya con mejor preparación”. Don Víctor cuenta que al mercado de Las Flores, integrado por 111 locales, llegan clientes de todo el país; así como de otras naciones y regiones, como Centroamérica y Cuba, que vienen cada ocho días a surtirse de mercancía. En su perspectiva como parte de la administración del lugar, la accesibilidad es el principal problema que enfrenta La Merced, debido a la invasión de la vialidad por vendedores ambulantes.
“Las ventas ya no son las mismas”
Norma lleva unos 32 años en La Merced vendiendo dulces, a pesar de que cuenta con un local se ha extendido a la vía debido a que la competencia de vendedores ambulantes le disputan con fuerza su mercado, lo que ha impacta- do considerablemente sus ventas. “En estos años he visto muchos cambios, en cuestiones de las ventas. Ya somos un exceso de comerciantes, y si antes éramos cien, ahora somos doscientos”, dice.
La bonanza para ella se ha alejado, narra: “Antes nosotros decíamos, viene la temporada de febrero, que es de chocolate; viene la temporada de mayo, que es chocolate; viene la temporada de día del Niño… ahora, para nosotros ya no hay temporadas, para nosotros es un día normal, no hay una abundancia como la había antes… Trabajaba en diciembre, y vivía todo el año con el extra de las ganancias que había anteriormente, por el hecho de que bajaban las ventas; pero ahorita es lo mismo, sea marzo, sea diciembre, es el mismo nivel de ventas”.
El problema plantea, es que la delegación ha autorizado puestos de forma indiscriminada. “Por eso se han dado muchos problemas de quemazones, por el exceso, de que a la gente se le hace fácil darle un puesto a cualquier gente irresponsable, y para ellos, mientras les digan, te voy a dar este puesto, y me vas a dar tanto”.
La delegación cobra a los vendedores ambulantes 30 pesos diarios por derecho de piso, tan sólo en la calle donde se ubica Norma hay de 70 a 80 puestos. Por otra parte, a la fecha no proporcionan luz al mercado, por lo que los comerciantes tienen que recurrir a jalar la luz del cableado público, insta- lando los denominados “diablitos”, lo que aparentemente provocó los recientes incendios.
“Hasta ahorita está la delegación por venir a poner parte de la luz. Hasta ahorita que se vio eso de las quemazones, que han dicho que son por cortos circuitos, es por lo que ahora vienen a querer organizar lo de la luz, a ponernos un medidor a cada gente, para que pueda cada quien pagar su cuota de luz, que es lo que gasten, y mantener al margen sus pagos”. Por el momento, Norma adquirió una planta de luz para evitar quedarse sin energía.
Piden incluir propuestas de la comunidad
Por otra parte, integrantes del Comité de Autodefensa por La Merced, que agrupa tanto a comerciantes, como a vecinos del barrio, manifestaron que existe mucha incertidumbre entre la comunidad respecto al programa de recuperación debido a que la información ha sido escasa y confusa.
La agrupación reconoce la necesidad de un programa de ese tipo, pero demanda que la comunidad tenga una participación activa en el proyecto de recuperación y que se incluyan sus propuestas. “En realidad, todos los que conformamos el barrio de La merced, esperamos un proyecto como éste, es muy bueno. Hace muchos años que le solicitamos al gobierno del Distrito Federal que tomara en cuenta nuestra opinión, realizara el mantenimiento permanente, ya que han sido más de 30 años que el mercado ha estado abandonado totalmente”, señaló uno de sus integrantes.
Reconocen que hay una responsabilidad compartida en el deterioro de la Merced y las autoridades. “La mayoría opinamos que el gobierno ha dejado hundir esto, para el proyecto, que es muy ambicioso, y realmente representa la oportunidad para la iniciativa privada, que realmente viene con todo”.
Señalan que sus líderes tampoco les han informado con claridad sobre el proyecto. “Ninguno de nuestros representantes nos ha traído información clara. Han permanecido callados, no sabemos por qué realmente es una conjunción muy grande. Para evitar ese temor a qué es lo que vine. ¿Cuál es la propuesta?, ¿qué nos quitan, qué nos ponen?”
Red de robo sistemático
Por otra parte, comerciantes de los diversos mercados que integran La Merced denun- ciaron que la presencia de “carteristas” en la zona se ha incrementado exponencial- mente, y aunque a ellos no los roba, los afecta, pues ahuyenta a sus clientes. Uno de los entrevistados aseguró que un presunto policía judicial, que tiene a cargo la seguridad del mercado, les cobra cuotas a los carteristas para permitirles el robo libremente. “Ese señor tiene más de 15 rateros a su servicio, porque tienen que dar una cuota, creo que dan 100 pesos diarios, no tengo la cantidad exacta, pero hay que dar una cuota para que ellos tengan derecho de venir a robar aquí. Cuando vienen a comprar aquí ya no traen, la gente se va yendo poco a poco, y nosotros, como comerciantes, no hacemos nada, pues necesitamos más protección aquí, porque, si no es así, al rato ya le vamos a tener que pagar una cuota a los rateros para que podamos vender, y vamos a terminar como en Michoacán”.
Concurso Plan Maestro de La Merced
La propuesta de TEAM730 (Marín y Muñoz Villers) está basada en estrategias a corto, mediano y largo plazo que tienen como intención “revitalizar la zona de la Merced a partir de la revalorización del espacio público y los mercados públicos, como elementos articuladores de las actividades sociales, comerciales y culturales así como deto- nadores del proceso de reconstrucción del tejido social, reconexión con barrios contiguos y mejoramiento de la imagen, movilidad, seguridad, funcionamiento y habitabilidad de la zona”.
La propuesta conceptual está organizada a partir de la creación de una nueva plaza pública en el corazón de la Merced y una red de andadores peatonales que tiene la intención de proveer de un espacio para el desarrollo de actividades sociales, recreativas y culturales del barrio, al mismo tiempo que dará mayor visibilidad a los mercados colindantes influyendo en la creación de nuevos flujos que incrementen el potencial comercial de la zona.
Estrategias: creación de una identidad arquitectónica en los mercados no catalogados; revalorización del patrimonio edificado a partir de la peatonalización de calles, y recu- peración de plazas y atrios; destinar el primer nivel de la nave mayor para el desarrollo comunitario para familias de locatarios y residentes de la zona; creación de un Centro Nacional Gastronómico para el desarrollo económico y turístico; creación de un Centro de Transferencia Multimodal (CETRAM) para mejorar las condiciones de transporte; reciclamiento de espacios subutilizados como el Mercado San Ciprián para incrementar la oferta de locales comerciales y de espacios para almacenamiento, carga y descarga en un nuevo puerto seco y manejo de residuos.
La propuesta también establece una estrategia de ordenamiento de la estructura urbana que busca consolidar y fortalecer el equipamiento de abasto, incorporar nuevo equipamiento para el desarrollo comunitario, mejorar el equipamiento de transporte, ampliar las opciones de vivienda con usos habitacional con comercio, habitacional mixto, espacios abiertos, y la propuesta de predios R3 que tiene como propósito intervenir inmuebles y predios en condiciones de deterioro cuyo uso actual se considera adecuado y presentan potencial para que sean Rehabilitados, Revitalizados y Revalorizados.