VIDEO Felipe Parra Sámano/Periscopio Tijuana
Tijuana, Baja California, a 15 de febrero del 2020.- Creía en la palabra por encima de todas las cosas. Por eso Federico Campbell, nacido en esta ciudad fronteriza el 1 de julio de 1941, se inició primero en el periodismo y, luego, se decantó por la literatura que terminó convirtiendo en su religión personal.
Su obra fue vasta y se compone por Infame turba (Lumen, 1971), Entrevistas con escritores (1972), Todo lo de las focas (1983), Pretexta o el cronista enmascarado (FCE, 1979), Los brothers (cuentos, 1982, UAM, 1984), Tijuanenses (Joaquín Mortiz, 1989), De cuerpo entero (memorias) (1990), Transpeninsular (Premio de Narrativa Colima 2000), La ficción de la memoria (antología sobre Juan Rulfo) (Era-UNAM, 2003), El imperio del adiós (antología de textos narrativos) (2004) y Padre y memoria (Premio Nacional de Literatura Letras de Sinaloa en 2011).
En ensayo descollan La memoria de Sciascia (FCE, 1989), La invención del poder (Aguilar, 1994), Máscara negra: crimen y poder (Joaquín Mortiz, 1995), Post scriptum triste (UNAM, 1994) y Periodismo escrito (Alfaguara, 2002).
Campbell falleció en Ciudad de México el 15 de febrero del 2014 a los 72 años de edad tras sufrir un derrame masivo con muerte cerebral. El escritor que consideraba que en México se vivía una era criminal permanecía internado en estado grave desde viernes 31 de enero debido a que contrajo el virus de influenza AH1N1, mismo que le provocó afecciones renales y un par de paros cardiacos. Periscopio Tijuana