Redacción Periscopio CDMX
Al promotor cultural Samuel Mesinas le queda muy en claro que la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador no resolverá la complicada situación laboral de decenas de trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes porque no hay en él plazas laborales en términos claros de la ley y porque el llamado capítulo 3000 (alrededor de mil personas) ha ayudado a subcontratar a varios trabajadores.
Nadie ha tenido la voluntad de abrir plazas de trabajo para incorporarlos y hacer válido todos sus reclamos que año con año son el mismo: certeza laboral. Ni Consuelo Sáizar ni Rafael Tovar y de Teresa ni Sergio Vela, anteriores titulares en el sector, consideraron en sus grandilocuentes proyectos de cultura abrir plazas laborales para la clase trabajadora de la cultura. Ni a la derecha, ni a la izquierda, ni al centro les interesan, lamentó
El problema de los trabajadores de los museos con años de trabajo pero contratados por régimen temporal y ajeno a la institución, no fue generado por esta administración, más bien lo recibió en herencia, explicó Mier Hughes. Sin embargo el gobierno actual está en posibilidades de solucionar este problema, utilizando parte de los recursos de Chapultepec, pero por lo visto no tiene el mínimo interés en hacerlo
Los trabajadores contratados por el capítulo 3000 de Bellas Artes protestan otra vez por la nula respuesta a la misiva que remitieron públicamente a la titular del INBAL, el pasado 25 de noviembre, “con la expresa petición de reanudar diálogos truncos sobre cuestiones tales como pagos atrasados del mes de octubre, además de vías para generar certeza de no atraso en próximos pagos, así como de recontrataciones y prestaciones laborales”.
Por años se sacrificaban los pagos del capítulo 3000 porque los directores de los institutos pagaban las prestaciones no autorizadas por Hacienda a los sindicalizados.
Cuando Hacienda les autorizaba disponer de recursos autogenerados por ampliación presupuestal es que pagaban al personal bajo este peculiar outsourcing. Ahora la Secretaría de Hacienda de Arturo Herrera no pueden autorizar nada, el oficial mayor y los administradores de los institutos fueron puestos por Raquel Buenrostro, titular del SAT, y ella es la que le informa al presidente.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene a una persona que está por encima de Arturo Herrera para abrir el sistema de pagos o no. Pero no les importa, consideraron los promotores Mesinas y Mier Hughes. Aunque cada trimestre se envían a las partidas del presidente los recursos no erogados, que se consideran «ahorros».
Lo que antes eran conocidos como subejercicios ahora son «ahorros». Pero ya no se pagan las prestaciones no autorizadas por Hacienda y, además, ya no tienen dinero para pagar capítulo 3000. El escenario es peor en el parecer de Mesinas y Mier Hughes. Es la discrecionalidad y el desvío sistemático de recursos públicos.
Redacción Periscopio CDMX/EB (Con información de Samuel Mesinas y Juan Carlos Talavera, reportero cultural del diario Excélsior)