Redacción Periscopio Cancún
Diego Armando Maradona, el ídolo mundial, era también un coleccionista consumado de autos.
Su pasión abarca desde grandes clásicos del automotor hasta verdaderas rarezas, propias del alma excéntrica del Gran Diego. Esta colección muestra lo que fue su vida, en la buenas, pero también en las malas. Sin duda, ¡por sus coches lo conoceréis!
Mercedes 500 SLC, el primer agradecimiento
El primer club del 10 fue Argentinos Juniors. Allí empezó a jugar en las categorías inferiores dando lugar a los famosos Cebollitas, un equipo infantil que resultó invencible. Antes de cumplir los 16, Maradona dio el salto al primer equipo debutando en la Primera División Argentina. En el barrio de La Paternal permaneció hasta 1980 y a su marcha recibió como gesto de agradecimiento de los hinchas de Argentinos un Mercedes 500 SLC de color rojo que, por cierto, fue adquirido en el concesionario propiedad del legendario Juan Manuel Fangio.
Porsche 924, un sueño hecho realidad
Fiat 128 CLS, en busca de intimidad
Ford Sierra XR4, el regalo a papá
Ferrari Testarossa negro, la estrella
Recoge uno de los muchos libros que poseo sobre Diego que, a veces, cuando llegaba a casa a las tantas de la madrugada, el rugido del Ferrari despertaba a la familia de Ciro Ferrara (amigo, vecino y compañero en el Napoli de Maradona.) Su mujer le decía: «¿Llega a estas horas? ¡Pero si entrenáis mañana!» A lo que Ferrara contestaba: «Sí, pero él es Maradona.» Con los años, el defensa central confesó que interiormente en esos momentos pensaba que Diego no aparecería por el entrenamiento. Lo cierto es que, pocas horas después, allí estaba el genio pegado a la pelota.
Renault Fuego GTA Max, el arrebato
Ferrari F355 Spider, el retorno
Camión Scania 113H 360, el muro
Mini Cooper S, el no jugador
BMW i8 y Rolls-Royce Ghost, toda una vida de lujo
Al acabar su periplo en la selección, Maradona puso rumbo a Dubái, donde entrenó a los equipos Al-Wasl y Al-Fujairah. El tiempo que estuvo en los Emiratos elevó a la máxima potencia su lujosa vida, en gran parte financiada por los jeques. Así pues, junto a su entonces pareja, Rocío Oliva, disfrutó de una mansión en la exclusiva Isla Palm y albergó en su garaje un BMW i8 híbrido de más de 370 CV y un flamante Rolls-Royce Ghost de más de 300.000 euros.
Overcomer Hunta, el tanque
Chevrolet Camaro, el caramelo envuelto
Cada vez que necesitaba sentirse bien, El Pelusa se acercaba a casa. Su estancia como director técnico en Dorados de Sinaloa parecía ser un primer paso para el regreso final a Argentina y, a pesar de que muchos se atemorizaron con la idea de que Maradona se afincase en una de las capitales mundiales de la cocaína, cumplimentó con éxito su labor deportiva en México. Eso sí, el deterioro de su salud ya era evidente. En uno de esos días como DT de Dorados, el club le regaló un extraordinario Chevrolet Camaro. En un vídeo que circula en internet se ve cómo el crack se abrazaba al coche diciendo: «Me encanta. Ya es mío. ¿Viste cómo ruge?» Pura fuerza la del muscle car americano…
BMW M4, la despedida
El último modelo que le vimos públicamente (en julio de este mismo año), ya en su etapa como entrenador de Gimnasia de La Plata, fue un BMW M4 que supera los 400 CV. Como argumento de la excentricidad de un genio, basta decir que la unidad iba equipada incluso con luces y sirenas de policía. La ingente fortuna material que amasó durante toda su carrera y que queda más que patente aquí, sin embargo, no es ni la mitad de valiosa de lo que fue y representa Maradona en el mundo.
Redacción Periscopio Cancún/ST (Con información de Autocasión)