La estrella solitaria de Texas podría brillar de otra manera

FOTO University of Texas

Redacción Periscopio Cancún

La alta votación anticipada registrada en Texas ha despertado el entusiasmo de los demócratas, detalla Luis Pablo Beauregard para el diario español El País desde la fronteriza ciudad de El Paso. Más de 9,6 millones de personas ya han emitido su veredicto en la lucha entre Donald Trump y Joe Biden desde hace tres días.

Ello significa una participación del 57% y 700 mil votos más del total registrado en las presidenciales de 2016. El pasado viernes, el último que permitía sufragar de forma anticipada en la entidad de 29 millones de personas, la participación se disparó un 9% en seis condados fronterizos. Todos ellos de mayoría hispana y de ascendencia mexicana.

Incluso, este lunes 2 de noviembre un juez rechazó la petición de los republicanos para desechar 127. mil votos en Texas. Los partidarios de Trump habían acudido a las cortes federales para argumentar que los votos, emitidos desde vehículos, eran ilegales.

La alta votación texana ha hecho que muchos desempolven los libros de historia en un estado rojo, que distingue a los republicanos, que no lo ha sido siempre.

Beto O’Rourke, el popular congresista de El Paso, argumentó esta semana en una entrevista que Texas nunca ha sido realmente un estado republicano. “Lo que hemos sido es un estado que no vota. Lo que estamos viendo ahora es que Texas se está moviendo de ser un estado que no votaba a uno que finalmente lo está haciendo”, dijo el político, quien fracasó en 2018 en su intento por arrebatar el escaño en el Senado del ultraconservador Ted Cruz. Algunos cálculos indican que Texas puede alcanzar los 12 millones de votos con la jornada del martes, superando por tres millones los contabilizados hace cuatro años.

Una larga línea de personas esperan votar en la ciudad de Tyler, al este de Texas, el pasado 13 de octubre.
Una larga línea de personas esperan votar en la ciudad de Tyler, al este de Texas, el pasado 13 de octubre.SARAH A. MILLER/TYLER MORNING TELEGRAPH / AP

O’Rourke acompañó la tarde del viernes a Kamala Harris, candidata demócrata a la vicepresidencia, en un evento por El Valle del río Bravo, la zona de Texas que hace frontera con el estado mexicano de Tamaulipas. El equipo demócrata, acompañados también por el exalcalde de San Antonio y actual congresista Julián Castro, busca aumentar la votación en una zona tradicionalmente demócrata compuesta por cuatro condados. El último presidente republicano que ganó en esta región fue Richard Nixon, en 1972.

Los demócratas creen que los comicios de este año pondrán fin a décadas de esfuerzos republicanos por manipular la conformación de varios de los 36 distritos electorales federales que componen Texas, un fenómeno llamado gerrymanderingLa oposición asegura que esta ha sido una estrategia dirigida para reducir el peso de las minorías negras y latinas en un estado que transforma su demografía a un paso veloz. Desde la derrota de O’Rourke hace dos años, más de 200.000 personas se han registrado como votantes del partido que impulsa a Biden para la presidencia.

A pesar de lo que se cree, la inclinación de Texas por el partido republicano no está escrita en piedra. Los conservadores tomaron el control del Congreso local en enero de 2003 por primera vez en 130 años. Aquel invierno, los republicanos consiguieron tener al fin un speaker. Tom Craddick se convirtió en el líder de la mayoría cuando llevaba 34 años como representante en el Capitolio ubicado en Austin. En las elecciones locales de 2018, Craddick ganó nuevamente con facilidad. Suma 26 periodos siendo legislador y este martes busca nuevamente su reelección indefinida.

Cuando Craddick ganó por primera vez, en 1969, Texas tenía ocho congresistas republicanos en Washington y un senador. Hoy tiene 22 legisladores frente a 13 demócratas (hay otro puesto vacante) y dos senadores en el Capitolio. Uno de ellos, John Cornyn, se juega el puesto el martes aunque aventaja por más de tres puntos a su contendiente. Los simpatizantes del partido azul creen que estas son los primeros comicios en 20 años en los que tienen oportunidades reales de hacerse con la mayoría, al menos en el Congreso local, donde hay 150 asientos. Hace una década estuvieron cerca. La de 2010 ha sido la legislatura más reñida, con 75 republicanos por 73 demócratas.

Los demócratas tuvieron una racha que duró más de un siglo al frente de Texas. Los gobernadores de ese partido dominaron ininterrumpidamente desde 1874 hasta 1979. La última demócrata es difícil de olvidar: Ann Richards, una candidata que remontó más de 30 puntos en campaña para convertirse en la única mujer que ha gobernado la entidad. Richards, fallecida en 2006, era una alcohólica recuperada y madre soltera de cuatro hijos. Un perfil atípico para un estado que tiene la mayor cantidad de iglesias per cápita en el país. Richards solo estuvo cuatro años en el poder. En 1994 perdió las elecciones frente a George W. Bush, quien había dejado su puesto directivo en el equipo de béisbol estatal para seguir los pasos de su padre en una carrera política.

¿Puede Texas cambiar de color en estas elecciones presidenciales?

Hay que remontarse hasta 1976 para encontrar una elección presidencial en la que un candidato demócrata se impuso en Texas. En esa ocasión fue Jimmy Carter, que derrotó a Gerald Ford, que buscaba la reelección tras completar el mandato para el que Richard Nixon había sido electo en 1972. Desde entonces, este estado de la región centro-sur de los Estados Unidos ha sido confiablemente rojo, el color que identifica al Partido Republicano.
Joe Biden habla en un acto de campaña en Dallas, Texas, el 2 de marzo de 2020 (REUTERS/Eric Thayer)Joe Biden habla en un acto de campaña en Dallas, Texas, el 2 de marzo de 2020 FOTO Eric Thayer (REUTERS)

El triunfo de Donald Trump en 2016 ratificó la tendencia. Si bien en la totalidad del país obtuvo casi tres millones de votos menos que Hillary Clinton, ganó en el Colegio Electoral porque la venció en más estados. En esa disputa, Texas fue clave, porque es el segundo más poblado del país, con 29 millones de habitantes, y el segundo en cantidad de votos electorales (38). Trump le sacó nueve puntos de diferencia a la ex secretaria de Estado: se impuso por 52,2% a 43,2 por ciento.

Ahora el presidente tiene una ventaja muy exigua, de apenas un punto porcentual, es decir, inferior al margen de error de los estudios de opinión pública. De acuerdo con el promedio ponderado de las principales encuestas que realiza el sitio especializado FiveThirtyEightTrump se impone a Joe Biden por 48,1% a 46,8 por ciento.

La disputa está tan pareja que hace solo una semana el candidato demócrata llegó a estar arriba por unas centésimas, al sumar 47,6%, frente a 47,5% del postulante republicano. Esta paridad se aprecia desde el comienzo de la campaña, y contrasta con lo que ocurrió en 2016, cuando en los dos meses previos a las elecciones Trump conservó siempre una ventaja de entre seis y diez puntos sobre Clinton.
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump pronuncia un discurso durante una visita a la plataforma petrolífera de Double Eagle Energy en Midland, Texas, el 29 de julio de 2020 (REUTERS/Foto de Carlos Barriale/Foto de archivo)El presidente de los Estados Unidos Donald Trump pronuncia un discurso durante una visita a la plataforma petrolífera de Double Eagle Energy en Midland, Texas, el 29 de julio de 2020. FOTO REUTERS

Estos números hacen sospechar que Texas puede dejar de ser un estado rojo y convertirse en uno púrpura o pendular, como se conoce a los que oscilan entre republicanos y demócratas de una elección a otra. El ejemplo por excelencia es Ohio, que desde hace 50 años acompaña los cambios de época y el partido que gana allí termina quedándose con la presidencia.

Este fenómeno podría ser coyuntural, consecuencia de la decepción de algunos texanos con la gestión de Donald Trump y de que miren con buenos ojos al moderado Biden. No obstante, hay algunos indicios de que puede ser el resultado de una transformación más profunda, vinculada a los cambios demográficos que experimentó el estado en los últimos años.

Partidarios demócratas asisten a una manifestación en favor de Biden en Dallas, Texas (REUTERS/Elizabeth Frantz)Partidarios demócratas asisten a una manifestación en favor de Biden en Dallas, Texas FOTO Elizabeth Frantz (REUTERS)

Este es un dato muy significativo en términos políticos, ya que los latinos se han sentido históricamente más representados por los demócratas. Una encuesta realizada el año pasado por el Pew Research Center mostró que el 63% a nivel país se siente identificado con ese partido, frente a solo un 29% que se manifiesta más cerca de los republicanos. Lo mismo se ve entre la comunidad latina de Texas: en ese subgrupo, Biden le saca 24 puntos de ventaja a Trump, de acuerdo con una encuesta difundida esta semana por Telemundo.

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