Redacción Periscopio Cancún
Nadie me verá llorar fue la novela con la que Cristina Rivera Garza (Matamoros, 1964) se posicionó en la escena literaria mexicana.
Tras estudiar psicología urbana en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FES) de la Universidad Nacional Autónoma de México, la escritora fronteriza se integró a la cátedra de Estudios Hispánicos en la Universidad de Houston hacia 1989.
Rivera Garza también es ensayista, cuentista y antologadora. En 2016, con el ensayo Había mucha neblina o humo o no sé se generó una agria polémica con los familiares del escritor jalisciense Juan Rulfo porque la autora utilizó como detonantes de reflexión el indagar cómo se ganó la vida el autor de Pedro Páramo antes de volverse célebre, qué ocurría cuando estaba trabajando y no escribiendo, cómo se relacionaron ambas facetas, qué implicaba en el México de mediados del XX ser un profesional que además escribe.
En Había mucha neblina o humo o no sé se despliega una investigación realizada con herramientas que alternan relatos de una condensación casi abstracta con páginas de crítica literaria, artística o cultural de una precisión rigurosa y sistemática.
«Así imagina la autora a Juan Rulfo el viajante», escribe Nadal Shau en el portal ‘El Cultural’, «el empleado estatal o privado en las industrias del turismo o la obra pública, el publicista, el escritor, el fotógrafo, el editor: un hombre que alternativamente contribuyó a traer un mundo de técnica y turismo a su país mientras reflexionaba sobre todo aquello que inevitablemente periclitaba o quedaba aplastado por esa forma de progreso. Fundador de ‘un lugar a la vez incómodo y tangible para el escritor mexicano moderno’ y ‘activo agente de la modernidad’, los distintos trabajos de Rulfo no siempre fueron los que hubiéramos deseado imaginarle: en un momento dado, se nos explica cómo ser agente de la modernidad significó algo menos hermoso: en el contexto de los planes desarrollistas del gobierno para el sur del país, al documentar las condiciones de vida en el territorio, Rulfo justificó y ‘ayudó al desalojo’ o reacomodo de poblaciones indígenas, si bien lo hizo lateralmente y, sobre todo, siendo consciente de que la esperanza iba de la mano de la ‘dislocación y miseria’. Desfigurar es el juego. / Configurar es el nombre del juego. / Se llama turismo. Se llama progreso. / Se llama Yo le prometo’”.
Rivera Garza, una de las escritoras más estimulantes de la literatura mexicana, leerá su obra este miércoles 21 de octubre a 4 de la tarde (Hora Miami), 6 de la tarde (Hora Ciudad de México), en la Feria del Libro de Miami.
Redacción Periscopio Cancún/ST