Redacción Periscopio CDMX
Una caravana de ocho feministas cruza las puertas del Bar Río de la Plata en Bolívar y República de Cuba con todo el avituallamiento que requieren sus hermanas okupas. Es miércoles 9 de septiembre y en el reloj la aguja cortasegundos marca las cuatro quince de la tarde. Van felices, con sus bolsas verdes, cargadas de alimentos y bebestibles porque la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en su sede de República de Cuba No. 60 se mantiene.
La mayoría de esa caravana son jóvenes veinteañeras, tan parecidas a otras simpatizantes que están sentadas en el arroyo vehicular. Son una 50 mujeres y se distinguen de las okupas un hecho fundamental: ellas, las simpatizantes, no esconden su rostro detrás de una tela como las que están en el plantón desde hace una semana.
A esa hora llegaron algunas de las representantes que tuvieron un encuentro con la Secretaría de Gobernación paraa informar a sus hermanas sobre los acuerdos conseguidos.
¿Conseguirán que Rosario Piedra Ibarra, titular del organismo, renuncie al cargo?, era la pregunta que flotaba en el ambiente que transcurría en total calma.
Redacción Periscopio CDMX/EB