Arturo Mendoza Mociño
En la Plaza Juárez, frente al Hemiciclo a Benito Juárez, en la acera sur de la Alameda Central, hay 42 juzgados familiares y centenares de abogados y ciudadanos para concluir los más variados trámites.
Quien quiera divorciarse, tiene que armarse de paciencia. Quien busca beneficiarse con una herencia, debe esperar hasta cinco horas para proseguir el juico. Aquellos que desean obtener la custodia de hijos o pensiones alimenticias sólo tienen como único consuelo que ya están ahí para cerrar un vínculo que no rindió los frutos que se esperaba.
Este miércoles 5 de agosto del 2020, un día después de la apertura de estas oficinas públicas en Ciudad de México,
el ingreso seguía siendo a cuentagotas porque quienes esperaban tener una atención debían formarse a lo largo de las aceras y esperar a la vuelta de la manzana hasta la Calle de Revillagidedo.
Lo tortuoso de la espera se acrecenta porque los juzgados con números non eran los únicos que podían atender la vasta fila en Avenida Juárez, mientrad que los juzgados con números pares sólo revisaban los expedientes rezagados por la pandemia. Añádale más lentitud: sólo 15 personas pueden estar en cada juzgado.
Aunque algunos casos se atendieron por vía remota, con videollamadas, y se realizaron convivencias virtuales para menores y se hizo uso del sistema de telepresencia para el caso de las audiencias del sistema procesal penal acusatorio, varios de los enfilados confiaban que su trámite se terminara de buena vez porque no tendrían más tiempo para estas filas infinitas.
Antes de la pandemia del nuevo corona-virus, los juzgados de Plaza Juárez atendían un promedio de 25 mil personas por día. Ayer, martes 4 de agosto, se atendieron sólo a siete mil personas, por lo que hay un rezago de 18 mil casos… más lo que se sumen en otros procesos en materia civil, mercantil y familiar.
Todos los enfilados esperaron estoicos, bajo el sol, y avanzan de manera lenta, con la esperanza de poder terminar su trámite de una vez por todas.
Periscopio CDMX