Arturo Mendoza Mociño
Tras el arreo de la bandera en el Zócalo eran visibles numerosos grupos de mujeres sin cubrebocas ni sana distancia comprando, vendiendo, huyendo de policías capitalinos que impiden el ambulantaje en las calles colindantes a la Suprema Corte de Justicia.
Tres semanas de semáforo naranja han mellado a miles de comerciantes que tienen en el primer cuadro de Ciudad de México su principal fuente de ingresos.
Todos dicen lo mismo en algunos restaurantes, heroicas cantinas, que se mantuvieron abiertos tras la caída de cortinas de las seis de la tarde:
No hay ventas.
Sólo se atienden tres, máximo cuatro mesas.
¡No sé cómo vamos a llegar a fin de mes!
Meseras de las cantinas El mirador y La faena, el restaurante La Corte, empleados de Telas Junco y Sanborn’s Café de República de Uruguay, agradecen tener empleo aunque reconocen que a algunos no se les han pagado todavía salarios pero al menos algunos de sus patrones mantienen las comidas para ellos.
Son tiempos duros donde, por primera vez, tras varias semanas cerrada, se abrió la estación del Metro Zócalo a la afluencia de trabajadores y visitantes.
Varios de ellos, jovencísimos, sin cubrebocas, emergieron a un Zócalo con sus tradicionales protestas y contados capitalinos en un día donde se informó este miércoles 15 de julio del 2020, al filo de las siete de la noche que
36,906 eran las muertes por Covid-19 en México y 317,635 casos confirmados
Periscopio CDMX