Redacción Periscopio CDMX
Hace 180 años nació el paisajista José María Velasco cuyas vistas panorámicas del Valle de Anáhuac en el Siglo XIX revelan la belleza de sus cielos límpidos, en comparación con la contaminación que hoy atenaza al Área Metropolitana de Ciudad de México.
En la biblioteca personal del coleccionista Ricardo Pérez Escamilla, que resguarda el Museo Nacional de Arte, en el Centro Histórico de Ciudad de México, hay varios registros, entre litografías y crónicas periodísticas, de los recorridos, entre montañas, que realizó Velasco para pintar todos los alrededores de la Ciudad de los Palacios, la de región más transparente que cantara el escritor regiomontano Alfonso Reyes.
¿Quién fue el mayor coleccionista de estos paisajes de gran formato como eran las pinturas decimonónicas? Carlos Hank González, aquel político mexiquense que trazó los ejes centrales de Ciudad de México en los años setenta, durante el sexenio de José López Portillo (1976-1982), antes de que la bonanza petrolera sumiera el país entre la bonanza petrolera y la debacle que llevó al Jefe del Ejecutivo a llorar en cadena nacional al grito nacionalista de que ¡No nos volverían a saquear!
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