Alejandro Cárdenas San Antonio/ESPECIAL Periscopio CDMX/FOTOS Adeline Valdez (Un paseo por el pasado de México)
Esta imagen me trae recuerdos de tantos detalles, como para hacer un libro sobre las vecindades de la Colonia Guerrero.
Por los tendederos, los cuartos, el ambiente de riña, el odio, los celos, los pleitos, el pudor falso, el compadrazgo, el ruido, el silencio, la ropa, los pisos, las paredes, las instalaciones de luz, los tinacos, las cisternas.
¡Pinches lugares llenos de muchas ratas, perros bravos, gatos, borrachos, gritos!
¡Uuufffff!
Un milagro de la arquitectura antigua al no caerse de viejo y ser el reino de la improvisación, las ocurrencias y el carnaval de olores y colores…
Si yo por desgracia hubiera vivido en una vecindad, ¡me carga la chingada en mi vida!
Conviví en ellas, pero jamás habité una ratonera de esas. Tuve amigos varios, pero nunca hermanos de barrio… O quizá sí, pero igual se movieron del Centro Histórico en el año del temblor, el 85. Porque todo ese folclore y surrealismo quedó debajo de escombros y ruinas en el terremoto del 19 de septiembre donde me tocó sacar, de una de tantas vecindades, a un par de amigos debajo de las piedras muertos y, por dos semanas, vivir en albergues mientras estuve colaborando como voluntario en una brigada ayudando de todo en donde se necesitara