
Redacción Periscopio CDMX
Venustiano Carranza intentaba dormir la noche del 21 de mayo de 1920 cuando su cuerpo se llenó de manantiales rojos, relata en su libro Biografía de una Nación. De Cortés a De la Madrid el historiador chihuahuense José Fuentes Mares.

Una lluvia que calaba los huesos caía sobre una aldehuela serrana de Puebla. Se llamaba Tlaxcalantongo y El Viejo recordaba haber leído que durante el asedio republicano de Querétaro, Miguel Miramón, la noche del 14 de mayo de 1867, reclamó la protección para pasar esa noche.
Presintió su muerte y avisoró más tormentas de pólvora, narra Fuentes Mares, tras el asesinato de Emiliano Zapata el 10 de abril de 1919 y la fundación del Partido Revolucionario Sonorense cuyo líder era Álvaro Obregón con el cual se mantenía en el aire de abril de 1920 la continuación de la guerra civil.
El Viejo se oponía que el gobierno federal cayera en manos militares y tomó camino de Veracruz como cinco años antes. Confiaba en la fidelidad del general del comandante militar del estado pero en la estación Aljibes hubo un primer ataque. El Viejo, prosigue Fuentes Mares, consiguió dejar el tren en el que huía y se internó en la sierra poblana con unos cuantos fieles. Siguió veredas, cruzó ríos y barrancas hasta encontrarse con el General Rodolfo Herrero dispuesto «a proteger» su marcha.
Por Herrero llegó a una choza donde el hombre de sesenta años se tendió por última vez.


«(Venustiano) Carranza ocupó la presidencia constitucional el primero de mayo de 1917, pero desde su elección el 11 de marzo, el grupo revolucionario apenas si se conservó unido, ya que se planteaba el problema de la sucesión presidencial de 1920, y entre los aspirantes se encontraban militares tan sobresalientes como Álvaro Obregón y Pablo González. Aunque antes, de modo esporádico y un tanto desarticulado, se había hablado de la necesidad de fundar un partido político nacional, a la dificultad intrínseca de crearlo se sumó la falta de estímulo para luchar por el poder, pues el país aún vivía en guerra civil y no podía haber elecciones; pero en octubre de 1916 González lanzó la idea de ‘unificar el criterio del elemento revolucionario’. Se reunieron algunos militares, como Obregón, Cándido Aguilar, Alejo E. González y Cesáreo Castro; en seguida llamaron y dieron preeminencia a los civiles Jesús Urueta, José I. Lugo, Manuel García Vigil, Luis G. Cervantes y otros, y constituyeron formalmente el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), presidido por el ingeniero y general Eduardo Hay, y escogieron a Carranza para candidato presidencial, tanto por sus prendas personales como porque sabría mantener unidos a los revolucionarios militares y civiles», escribe Berta Ulloa.
Obregón, apodado ya El manco de Celaya, donde venció a Francisco Villa, lanzó su candidatura presidencial en junio de 1919 con el Partido Revolucionario Sonorense, creado por Francisco Serrano. En su manifiesto urgió la necesidad de consolidar la democracia por medio del sufragio efectivo, reorganizar el gobierno e implantar los principios proclamados durante la lucha armada. De hecho, resalta Ulloa, no fue candidato de un partido político existente, sino que llamó a una coalición liberal y se ofreció de jefe.
Seis meses antes de que Obregón lanzara su candidatura, Carranza hizo un llamado a los revolucionarios para que no tomaran posiciones prematuras en favor de ninguno candidato, pero su dominio político se iba debilitando mientras aumentaba el de Obregón, cuyos partidarios en la Cámara de Diputados le retiraron las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda y procedieron a reemplazar a los carrancistas del poder judicial.

Era enero de 1911 cuando Venustiano Carranza se reúne con Francisco I. Madero en San Antonio, Texas, narra el historiador Enrique Krauze, En febrero, Madero lo designa gobernador provisional de Coahuila y comandante en jefe de la Revolución en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
«La celeridad no fue nunca virtud de Carranza, y menos entonces, cuando había cumplido ya los cincuenta años. La insurrección que debería acaudillar se retrasa. Algunos piensan que Carranza permanece fiel a (Bernardo) Reyes. Madero se impacienta pero no desconfía. El 3 de mayo de 1911, casi sin acciones militares que lo avalen, Carranza se incorpora a las negociaciones de Ciudad Juárez y ocupa el ramo de Guerra en el Consejo de Estado».
Se sabe poco de sus primeros años, continúa en fundador de la revista Letras Libres. Carranza estudia en el Ateneo Fuente, afamado colegio liberal de Saltillo, y en 1874 ingresa a la recién fundada Escuela Nacional Preparatoria, dirigida por Gabino Barreda. En Ciudad de México es testigo de sucesos importantes como la caída del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, la rebelión de Tuxtepec y la entrada triunfante de los ejércitos de Porfirio Díaz.
Frente al actual Antiguo Colegio de San Ildefonso (Difusión Cultural UNAM) vive el poeta cubano José Martí, a cuya hermana corteja. Tiene un grave padecimiento de la vista, el cual le atiende el célebre docto rManuel Carmona y Valle, trunca su carrera de medicina.
Por ello, el joven Carranza opta por regresar a Coahuila y dedicarse a la ganadería. En 1882, a los veintiocho años de edad, ocupa la presidencia municipal de Cuatro Ciénegas: su primera estación política.
Los pueblos necesitan todavía de gobiernos fuertes, capaces de contener dentro del orden a poblaciones indisciplinadas, dispuestas a cada instante, y con el más fútil pretexto, a desbordarse, cometiendo todo clase de desmanes, Venustiano Carranza
Los estromatolitos que hay en las nítidas aguas de Cuatro Ciénegas son los primeros fotosintetizadores del planeta. Es decir, fueron los primeros organismos con los que se inició la fotosíntesis en el planeta. Que este tesoro evolutivo permanezca en medio del desierto lo vuelve aún más singular dado que su existencia se cifra en 3 mil 800 millones de años.

Redacción Periscopio/EB