Redacción Periscopio CDMX
A unos cuantos pasos de Artes de México, la revista que dirige el escritor Alberto Ruy Sánchez, se ven ya las coronas violetas de las jacarandas anunciando la primavera en Ciudad de México.
«Robasombras», «súbitas», «llameantes», las flores que sembró el jardinero japonés Tatsugoro Matsumoto en los años treinta inspirar a Ruy Sánchez en su nuevo poemario Dicen las jacarandas, publicado por Era.
Devoto del florecimiento de las jacarandas poco antes de marzo, el escritor considera a estos árboles como unas islas de luz dentro de un panorama lleno de grises y oscuridades.
Lo lleva a escribir los versos que sostienen que, «cargada de jacarandas,/ la avenida en primavera/es inundación de voces,/júbilo de la madera/convertida en floración» y porque gracias a esta llamaradas se incrementa la luminosidad de la vida.
Se trata de una meditación de una década a través de la contemplación gozosa de estas hinópticas frondas.
Quimeras citadinas
Y se apoderan del aire
seres alados, quimeras.
Invenciones delicadas
de salvaje fantasía.
Hay quienes las ven palomas
devoradoras de búhos,
quienes descubren dragones
amoratados de susto.
Yo las veo como centauros,
improbables y posibles,
casi humanas, casi equinas,
casi flores, casi frutos.
Me impresionan porque existen
y dan luz a mi existencia.
Porque encienden mis ciudades
de un fuego azul demorado.
Fervor anual
Hace mil años, para suplir en la veneración del pueblo la flor del ciruelo amada por los chinos, el emperador de Japón mandó plantar árboles de cerezo en todo el país, encomendó a los poetas que escribieran poemas sobre sus flores e impulsó la contemplación ritual que aún congrega cada año a multitudes y atrae a gente de todo el mundo, escribe el poeta Aurelio Asiain a propósito del nuevo libro de Ruy Sánchez.
Los cerezos se multiplicaron en las antologías de poemas, las novelas y todas las artes, y aun en la meditación religiosa y la reflexión filosófica, prosigue Asiain. Y en la Ciudad de México se transmutaron en jacarandas: fue por obra de un jardinero japonés como estos árboles llenaron, hace menos de un siglo, calles, parques y plazas. Su florecimiento anual provoca el entusiasmo de muchos, pero en Alberto Ruy Sánchez el asombro se ha convertido en un rito; es decir, en un disciplinado fervor.
«Si su libro anterior de poemas se demoraba en la contemplación de la amada, éste atiende a la aparición de las flores en el árbol y al florecimiento de los sentidos en la meditación. Nubes cambiantes en el cielo del ojo, las jacarandas son trazos de una caligrafía susurrante en la página del deseo», sostiene. «El poeta las escucha hablar a solas y en coro, las mira bailar, persigue en su aroma sus metamorfosis, oye en su música la memoria de sus migraciones e interpreta con perspicacia sus mensajes. Es un libro íntimo pero en el que alienta una utopía colectiva: el anhelo, vuelto ya proyecto, de una ciudad digna de sus jacarandas. Será un libro fecundo».
Imán nipón
Jorge Asbun presentará mañana jueves 27 de febrero, a las 18:00 horas, en el
Auditorio Bernardo Quintana de la FIL Minería, el libro de poemas de Alberto Ruy Sánchez.
Redacción Periscopio CDMX/EB (Con información de Editorial Era)