Anda suelto el espíritu de Sor Juana

El feretro de la "Décima Musa" puede ser apreciado en el Claustro de Sor Juana durante esta época. Foto: Elda Pérez

Sor Juana Inés de la Cruz

Elena González

Sin duda, Sor Juana Inés de la Cruz fue una de las vecinas más distinguida del Centro Histórico. El ex convento de San Jerónimo, ubicado en la calle del mismo nombre, fue su morada la mitad de su vida. Ahí procreó la mayor parte de su obra, ahí murió y sus restos, al parecer, permanecen en ese recinto. Cuenta una leyenda que por las noches el espectro de una monja recorre los patios del antiguo edificio, que hoy alberga a la Universidad del Claustro de Sor Juana. Se trata de la mismísima “Décima Musa”, dicen. Otros, aseguran que en las madrugas se escuchan cantos gregorianos.

Mito o verdad, lo cierto es que el espíritu de la poetisa está más vigente que nunca en el corazón de la ciudad de México, con sus nuevos aires de arte, poesía y bohemia. La calle de San Jerónimo evoca a la poeta-monja -cuya creación literaria era más profana que religiosa- a lo largo y ancho. Por esos lares se siente una vibra de tradición y nostalgia, como un déjavu; pero también de mucha vida. Su plazuela, -donde Juana de Asbaje contempla desde su pedestal cada movimiento-, es punto de reunión principalmente de estudiantes.

Monumento Sor juana

La tenaz personalidad de la también conocida como “Fénix de América” la convirtió en un personaje entrañable de la historia de México. Aunque su extraordinaria obra literaria no ha sido lo suficientemente difundida, la mayor parte del pueblo mexicano identifica a Sor Juana Inés de la Cruz y le profesa una estima similar al de un símbolo revolucionario.

Y como no, si Juana de Asbaje desafió al severo régimen político y eclesiástico de la Nueva España del siglo XVII, colocándose desde los hábitos en un lugar destacado en el denominado “Siglo de Oro” de la literatura española, cuando a las mujeres les estaba negada la incursión al mundo de las letras o del conocimiento.

De hecho, cuando en noviembre de 1978 se anunció el hallazgo de los posibles restos de Sor Juana en el bajo coro del ex templo de San Jerónimo, se tuvo que resguardar el recinto, pues fue invadido por una multitud conmovida por tal descubrimiento. A la fecha se siguen realizando estudios sobre la autenticidad de los restos, en tanto, permanecen celosamente resguardados en el departamento de Antropología de la Universidad del Claustro, muy cerca de sus consanguíneas, pues los restos de su madre y sus tres hermanas reposan en el Ex convento de la Merced. Se sabe que cuando falleció Sor Juana, su amigo, el también reconocido escritor Carlos de Sigüenza y Góngora, escribió una oración fúnebre para despedir a Sor Juana; sin embargo, a la fecha no se ha ubicado la oración. Para salvar ese vacío, en 1995 se le encomendó al Nobel de Literatura y estudioso de la obra de Sor Juana, Octavio Paz, escribir una oración fúnebre, la cual se puede consultar en la biblioteca del Claustro. Así pues, dígame si no, estimado lector, el espíritu sorjuanesco anda suelto por estas calles del Centro. Periscopio CDMX

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