Por Elena González
Escenario de películas, videos musicales y complots policiacos ficticios, el Barrio Chino de la Ciudad de México se perfiló el año pasado como un nuevo atractivo turístico del Centro Histórico al convertirse en andador peatonal, un modelo que ha tenido gran éxito en otras calles de la zona. Una oportunidad para redescubrir este mítico vecindario lleno de misterios e historia. En Periscopio aprovechamos para hacer un recorrido de lo que es y lo que fue este antiguo suburbio.
El Barrio Chino se fundó en la Ciudad de México a mediados de la década de los 40 en el callejón de Dolores, ubicado en la calle con el mismo nombre, con la apertura del primer restaurante chino en la capital llamado Shanghai. Durante más de 70 años de existencia solo se había extendido a una calle, por eso ha sido considerado el más pequeño del mundo. También fue motivo de burla para Filiberto García, el protagonista de la novela “El Complot Mongol”, del escritor Rafael Bernal, cuya trama se desarrolla justo en este vecindario. Recientemente se estrenó también un filme con el mismo nombre, basada en dicha obra literaria.
¿Será por la burla del personaje ficticio que el anterior gobierno capitalino realizó la ampliación de la zona peatonal, cerrando las calles que cruzan a lo largo de Dolores e incorporando a otras a través de equipamiento con referentes a la cultura de esa nación oriental? Podría ser o no, de cualquier forma la iniciativa es aplaudible.
En la rehabilitación también se incorporó una amplia luminaria, se cambió la loza, se realizaron adecuaciones geométricas y se reforzó la ciclovía. Además de aumentar vegetación.
Todo esto, según explicaron las autoridades locales, fue para celebrar 45 años de hermandad y amistad entre las dos naciones. Pero quizá sirva esto también como una especie de reivindicación con la deuda moral que tiene México con China, cuando a principios del siglo pasado los emigrantes de esa nación fueron sometidos a una cruel discriminación en el primer país. Y actualmente sirva también para estrechar lazos ante la embestida del presidente estadunidense Donald Trump hacia ambas naciones.
Y aunque el ex presidente Lázaro Cárdenas buscó reivindicar a la comunidad china con la fundación de su barrio, apenas se le confinó a un espacio que fue marginal desde tiempos remotos, integrado por callejones que hacían del lugar un laberinto oscuro y peligroso propicio para actividades delictivas.
Por ejemplo, el Callejón de Dolores, dónde se estableció inicialmente, se llamaba el Callejón de las Damas (aún se puede observar la placa con ese nombre) debido a que ahí era un punto de prostitución durante los siglos XVIII y XIX . Este callejón conectaba anteriormente con la calle de López, en una especie de túnel.
Mientras que en la Plaza de Santos Degollado, que antes se llamó de Tarasquillo, ubicada en lo que hoy conocemos como avenida Independencia, solía ser refugio de ladrones, pues por su configuración tenían la facilidad de escabullirse fácilmente.
Tal vez toda esa carga de clandestinidad del espacio permeó al nuevo barrio chino, púes luego de que desde finales del siglo XIX el callejón de Dolores fue ocupado por prostíbulos y pequeños hoteles de paso. Con la llegada de los huéspedes cantoneses, además de cafés y restaurantes chinos, se establecieron ahí pequeños casinos clandestinos y fumaderos de opio, formándose ahí especies de mafias.
Ese matiz de oscuro y marginal, elementos que siempre resultan sublimes y estéticos, hizo del Barrio Chino un lugar fascinante, que atraía a todo tipo de bohemios, artistas y creadores. Se sabe por ejemplo que Jack Kerouac y William Bourroughs, máximos representantes de la corriente literaria Beat, gustaban de ir a las cantinas de la zona. También fue una de las locaciones elegida por el cineasta Julio Bracho para su película “Distinto amanecer”, filmada en 1943 y protagonizada por Andrea Palma y Pedro Armendáriz. De igual forma, la “Reina del Son”, Celia Cruz gustó del Barrio Chino para filmar ahí un video musical.
Esos son algunos personajes reconocidos públicamente que dejaron su huella en el barrio cantones, pero hay infinidad de historias que muchos podrían contar. También se dice que los integrantes de la banda del “Automóvil Gris” solían reunirse en la afamada cantina “Don Pepe”.
Así mismo, El fotógrafo mexicano José Cuevas obtuvo el Premio Internacional de Fotoperiodismo Ciudad de Gijón, por su reportaje gráfico sobre la cantina «La Apestosa», que se ubicó también en la zona. Pongámonos los cinturones para despegar hacia el Barrio Chino chilango guidaos por los colaboradores de Periscopio.