Hace apenas cuatros años la zona sur poniente del Centro Histórico estaba medio abandonada: aglomerada de día, pero poco transitada de noche. Sus calles oscuras y solitarias eran propicias para la delincuencia y pocos se atrevían a cruzarlas; aunque ya en esos años emergían espacios culturales y de entretenimiento con novedosos conceptos. Hoy es uno de los puntos más atractivos para la actividad social, con movimiento las 24 horas.
El colegio de las Vizcaínas, el templo Regina Coelli y el Claustro de Sor Juana son los ejes que definieron la zona. Alrededor de éstas edificaciones de gran valor histórico y patrimonial se desarrolló un corredor cultural delineado por las avenidas Izazaga, Eje Central y las calles 5 de Febrero y Mesones.
Desde luego, dicha metamorfosis tiene qué ver con las políticas integrales de reordenación urbana que se realizan como parte de la recuperación del Centro Histórico; sin embargo, cada zona ha tomado su propio matiz, generando distintas sinergias. Se trata de una iniciativa conjunta del gobierno local y la ciudadanía. Dicho proyecto de reorganización urbana ha tenido notables impactos sociales, culturales y económicos en su entorno. El centro cultural Casa Vecina, La Universidad del Claustro de Sor Juana, organizaciones vecinales y algunos colectivos han sido una especie de rectores del proyecto.
La política de repoblamiento (la cual asumió, básicamente, la Fundación del Centro Histórico, a través de su propia inmobiliaria), ha sido selectiva con la intención de que los nuevos residentes tengan un perfil que conviva con la tradición de los barrios que conforman la zona.
Los tradicionales comercios, característicos en esos viejos barrios como la pollería, la zapatería, el peluquero, la sastrería y las fondas y misceláneas, coexisten en forma armoniosa con los novedosos negocios que han proliferado. Otros negocios, con conceptos muy atractivos, no lograron sostenerse durante el proceso de consolidación del proyecto, o bien por el largo proceso de remodelación que auyentaron a los visitantes, como “El gran Angular” o la galería “Barandal”, por mencionar algunos. Pero muchos otros han llegado y se han quedado.
Periscopio presenta a continuación una mirada de esta transformación en dos cuadros: Regina y San Jerónimo. Y Plaza de las Vizcaínas, que sigue pendiente.